En estos tiempos de profundas soledades me tocó recibir un lindo cariño de una de las personas que más quiero. Compañero de arte y búsquedas. Gracias Poli, todo lo compartido es crónica viva de este tránsito,

con palabras llenas de color...

y un exquisito sabor dulce.

La Môme

Dulce corazón de amapola,

suave como la brisa al llorar.

De descomunal espíritu

en donde se unifican mundos.

Yo espero encontrarte

entre los míos, mis días.

Como lo hace el sol

y la noche conmigo.

Nos conocimos en búsqueda

aventurándonos en nuestro ser.

Y no sabía entonces

que buscaba un alma así.

Eres luz radiante

de tonos y matices olvidados,

sueños de alas y plumas,

deseos de canto y danza.

Mis ojos atesoran tu serenidad

me detiene mirar tu belleza.

Preciosa sonrisa de diosa,

hermosura para no olvidar.

Los cielos recuerdan

tus llantos y furias.

Aunque hoy Dios admira a su hija,

a su hermosa bailarina.

Corazón engarzado de esmeraldas,

y diamantes de cielo,

noche negra de sueños claros,

noche verde de deseos puros.

Orgulloso estaría el Sol

de todos tus pasos de luz,

testigo sería la Luna

de todo tu maravilloso cariño.

Sin saberlo danzas los cielos,

sin conocerlo vuelas sobre la ciudad.

Siempre eres aire y gorrión

Siempre barro y flor.

A mí me queda este sueño,

esperanzas de dejar todo por ti.

Estrellas atraviesan mi alma

como lanzas de puntas plateadas.

Mujer de palabras justas,

de hermosa hospitalidad.

Mujer vestida de sol,

Môme que viaja en aire y sueños.

Fruto maduro de la verdad,

autora de diversas artes.

Nunca encuentras tu lugar

porque amas volar.

No sólo te quiero, te admiro.

Sol de jazz y comedia

dragona y reina de la vida.

Dulce corazón de amapola.