El ser humano continuó evolucionando
mediante actos de desobediencia.
Su desarrollo espiritual sólo fue posible
porque hubo personas que se atrevieron a
decir no: desobediencia a las autoridades
que trataban de amordazar los pensamientos nuevos
y a la autoridad de opiniones según los
cuales el cambio no tenía sentido. En este punto
de la historia, la capacidad de dudar, de criticar
y de desobedecer puede ser todo lo que media entre la
posibilidad de un futuro para la humanidad y el
fin de la civilización.
Erich Fromm
viernes, 21 de octubre de 2011
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