Estamos corridas del Statu Quo, la misma normatividad lo está a veces se asume a ciegas, clandestinamente. Tenemos vergüenza y miedo de lo que somos nos cuesta trascender lo que pensamos y nos designa. Olvidamos que estamos hechxs de estrellas y estallamos creando galaxia cuando toca cambiar y expandirse.
Que placer es sentir la vida como un gran sueño, donde todxs estamos siendo soñados por ella. Sentirme a mí misma como un sueño cálido y disfrutarlo todo... Y sentirse en casa.
Ser partícipe de un gran momento,
personal, humano. Vibrar, crear mundo.
viernes, 27 de abril de 2018
Siempre y en lugares recupero mi ser. Vuelvo a eso infinito que me nutre. Escalo en mí frecuencias de amor y me desapego del fracaso futuro. Camino ríos de monte, en cada latido de cada árbol te respiro. Y siento ahí dentro la presión de un sueño, que es llave y cerradura a la vez. Años de milenios lo llevo esperando. Pero en breve ES, y ya está pariendo. Môme.
hasta diluirme en tu sangre somnolienta, y conocerme al revés, y salirme y verme al verte. Hubiera querido masticar la noche y tragarla muy despacio hasta vomitarla y detenerla. Hubiera querido que tus pies helados se quedaran atracados en la cama y yo atracarme en tu cuerpo cálido y hacernos esclavos infinitos de las ganas. Hubiera querido muchas cosas alargar la distancia de mi cuerpo abarcarme y abarcarte más... Entrar, ser vos, salir, dejar de serlo. Apretarte, apretarme. Estar siempre mojada de tus hijos, llenarme las manos con tu pelo, recorrer con mi lengua las raíces de tus cosas, todo muy rápido, ¡todo al mismo tiempo...! pero el tiempo se viene y hay que caminarlo para hacerlo. Porque desde allá, desde donde el carajo está siendo razonado, y el fusil ya se abre paso entre los dedos porque el hambre ya se transformó en bostezo largo y el sueño, como el pan, en un misterio. Se oye un grito gritando para todos. El que no quiera escuchar, se irá muriendo… Hubiera querido tantas cosas, dije, y no me alcanzó el tiempo.
MARÍA ROSA PARGAS
Gualeguaychense.
* Poema escrito dentro de la cárcel de Rawson, después de la Masacre de Trelew,
pensando que su compañero Alberto Miguel Camps había muerto.