"El mundo era tan reciente,
que muchas cosas carecían de nombre,
y para mencionarlas
había que señalarlas con el dedo."
100 Años...

jueves, 31 de marzo de 2011

Libertad/Identidad/Conservación/Bondad

No será lo que tanto llamamos esencia...




Bueno... me voy a trabajar.

jueves, 24 de marzo de 2011

domingo, 20 de marzo de 2011

En primer lugar, conocemos la existencia de individuos que son -o han sido- espontáneos; personas cuyos pensamientos, emociones y acciones son la expresión de su yo y no la de un autómata. Tales individuos los conocemos sobre todo con el nombre de artistas. En efecto, el artista puede ser definido como una persona capaz de expresarse espontáneamente. Si ésta fuera la definición del artista -Balzac se definía a sí mismo de esta manera- entonces ciertos filósofos y científicos también deberían llamarse artistas, en tanto que otros serían en comparación con ellos lo que un fotógrafo de viejo estilo con respecto a un pintor creador. Hay personas que, aun careciendo de la capacidad -o quizá tan sólo de adiestramiento- para alcanzar una expresión objetiva, como lo hace el atista, poseen, no obstante, la misma espontaneidad. La posición del artista, sin embargo, es vulnerable, pues se respeta tan sólo la espontaneidad o individualidad del que logra el éxito; si no alcanza a vender su arte, es para los contemporáneos un desequilibrado, un "neurótico". Desde este punto de vista, el artista se halla en una posición similar a la del revolucionario a través de la historia. El revolucionario afortunado es un hombre de Estado, el que no alcanza el éxito, un criminal.
Los niños pequeños ofrecen otro ejemplo de espontaneidad. Tienen la capacidad de sentir y pensar lo que realmente es suyo: tal espontaneidad se manifiesta en lo que dicen y piensan, en las emociones que se expresan en sus rostros. Si se pregunta qué es lo que origina la atracción que los niños pequeños ejercen sobre tanta gente, yo creo que, prescindiendo de razones convencionales y sentimentales, debe contestarse que es ese mismo carácter de espontaneidad. Atrae profundamente a cualquiera que no esté tan muerto como para haber perdido la capacidad de percibirla. En efecto, no hay nada más atractivo y convincente que la espontaneidad, ya sea que la observemos en un niño, en un artista, o también en aquellas personas que por su edad y ocupación no pertenecen a esas categorías.
La actividad espontánea es el único camino por el cual el hombre puede superar el terror de la soledad sin sacrificar la integridad del yo; puesto que en la espontánea realización del yo es donde el individuo vuelve a unirse con el hombre, con la naturaleza, con sí mismo.
La dicotomía básica inherente a la libertad -el nacimiento de la individualidad y el dolor de la soledad- se disuelve en un plano superior por medio de la actividad humana espontánea.
En ella el individuo abraza el mundo. No solamente su yo individual permanece intacto, sino que se vuelve más fuerte y recio. Porque el yo es fuerte en la medida en que es activo.


Erich Fromm
El miedo a la Libertad

sábado, 12 de marzo de 2011

martes, 8 de marzo de 2011

...Que raro les ha debido parecer a los españoles ver mujeres en los tambos vendiendo y comprando. Lo que indican las fuentes es que les resultó tan extraña esa presencia femenina, que sólo se les pudo ocurrir que vendían sus cuerpos, porque miraban a través del lente interpretativo español y europeo, para el cual la presencia pública de mujeres solas era señal de prostitución. Hay pocas fuentes que rescatan la dinámica mercantil femenina, pero la investigación histórica de Pauline Numhausen hace muy buen uso de ellas. En Mujeres indias y señores de la coca desentraña las diversas modalidades del nexo con el mercado, desde posiciones subordinadas a formas de acumulación autónomas, que desarrollaron las mujeres del Gato (castellanización del qhatu) y su papel fundamental en los intercambios de la plata y la coca. La compatibilidad de las mujeres con el mercado puede entenderse mejor si atendemos a los papeles rituales de las mujeres, como lo hace Joseph Bastien (1996). Este antropólogo norteamericano llama a las mujeres del ayllu Qäta de Charazani las ritualistas de los márgenes, mostrando que los varones de especializaban en los rituales propiciatorios localizados en el centro civilizado de la comunidad (rituales a las chacras, casas y todos los espacios culturales), en tanto que las mujeres se especializan en los ritos de los márgenes: en los ríos o en las alturas de pastoreo, en aquellos espacios de frontera entre cultura y naturaleza, donde la comunidad entra en contacto con fuerzas externas y desconocidas. Allí las mujeres operan -como en sus tejidos y canciones- una domesticación de lo salvaje.
Este proceso de conexión con el exterior que ritualmente ejercen las mujeres, es perfectamente compatible con su predominio en el comercio. El comercio es el nexo de la comunidad con el mundo, entonces la colocación de las mujeres en la estructura de la sociedad indígena les otorga el poder de mediar con el exterior y con las fuerzas desconocidas y caóticas de la fertilidad, de lo silvestre y del mercado. por eso es comprensible la capacidad femenina de integrarse al mercado potosino y a los circuitos del trajín colonial. Históricamente tenemos esta presencia femenina en los mercados, que va a marcar muchos elementos que diferencian a la sociedad boliviana de sus vecinas. Bolivia se parece más a las sociedades africanas. El sólo hecho de ver tantas mujeres en las calles, ver la dinámica mercantil que ellas manejan y su contacto con el dinero, nos está hablando de una modernidad indígena de larga data, cuyo uso del dinero es ciertamente diferente al que propone la "ética protestante y el espíritu del capitalismo".


Silvia Rivera Cusicanqui

Socióloga aymara