"El mundo era tan reciente,
que muchas cosas carecían de nombre,
y para mencionarlas
había que señalarlas con el dedo."
100 Años...

domingo, 31 de octubre de 2010

viernes, 29 de octubre de 2010

El precursor

Tú eres precursor de ti mismo, amigo mío, y las torres y ciudadelas que has erigido en la vida no son más que un cimiento para tu esencia soberbia que a su vez será cimiento para otra.
Yo soy como tú, precursor de mí mismo, porque la sombra desplegada ante mí, a la salida del sol, se disipará bajo mis pies en el mediodía. Saldrá nuevamente el sol y otra sombra se bosquejará; también ésta se esfumará, otra vez, bajo mis pies, al otro día.

Somos desde el principio precursores de nosotros mismos, y así seremos hasta la eternidad. Todo lo que acumulamos en nuestra vida no es más que una semilla que preparamos para un erial. Somos el erial y los sembradores, somos la fruta y somos los cosecheros.
Cuando eras, amigo mío, un pensamiento perdido en la tiniebla, yo era, como tu, otro pensamiento extraviado. Yo te llamé y tu acudiste a mi llamamiento. De nuestros afanes nacieron los sueños. Los sueños eran tiempos sin cadena, y los tiempos fueron espacio sin fin.

Eras una palabra muda entre los labios balbuceantes de la vida; también era yo, como tú, otra palabra muda y, no bien nos pronunció la vida cuando asomamos al mundo con corazones vibrantes por el recuerdo del pasado y con el afán para el mañana. Y el pasado no es más que la muerte expulsada; y el mañana es el nacimiento buscado.
Ya estamos ahora en manos de Dios. Tú eres un sol radiante en su derecha y yo una tierra iluminada en su izquierda. Tu poder en la iluminación no es superior al mío en reflejar tu luz.

Y nosotros no somos el sol ni la tierra si no el comienzo de un sol más grande y de una tierra más gigantesca. Así seremos hasta el fin de los siglos.
Tú eres predecesor de ti mismo. ¡Oh extraño! Tú que franqueas el umbral de mi jardín; yo soy, como tú, precursor de mis mismo, no obstante vivir bajo la sombra de mis árboles, quieto y sereno.

K. G.



lunes, 25 de octubre de 2010

Levántate corazón

Quieto corazón; ya aparece la aurora. Levántate y habla si hablar puedes. Silencio corazón: ya se asoma el cortejo de la mañana resplandeciente, ¿habrá dejado la paz de la noche en tus entrañas alguna canción para recibir la luz del día? Ya las bandadas de las golondrinas y de los mirlos susurran en el oído del valle el secreto del alba: ¿te habrá dejado el terror de la noche la firmeza en tus alas para revolotear con ellas? Ya los pastores conducen sus rebaños al monte frondoso, entonando sus canciones delicadas; ¿habrán dejado en tí los espectros de la noche algún esfuerzo para seguirles a los prados?
Levántate, corazón, a recibir el día; la noche se ha sumergido en el abismo de la eternidad y su terror se desvaneció con sus negros sueños. Levántate corazón y alza tu voz y canta, pues quien no se asocia con la aurora en sus cantos será hijo de la tiniebla.

Khalil Gibran





lunes, 18 de octubre de 2010






Y SI LA NOCHE PASA
Y SI EL DÍA NO DURARÁ
Y SI TU CAMINO TITUBEASE
A LO LARGO DE ESTE PASO DE PIEDRA
ES SÓLO UN INSTANTE
ESTE MOMENTO PASARÁ.

sábado, 16 de octubre de 2010

El espíritu de los '60 hoy.




Esta semana me anoté para el prof. de Artes Plásticas.
Hoy más que nunca Deja que entre el Sol

sábado, 9 de octubre de 2010

lunes, 4 de octubre de 2010

...Un caso al punto es la investigación de Andrew Canesa (2006) en una comunidad de Larecaja, en la que se muestra justamente el papel de la escuela y el servicio militar en la violencia conyugal. El servicio militar produce dos tipos de violencia: una violencia física, que se ejerce sobre el cuerpo de los conscriptos indígenas y rurales, y una violencia psicológica que mella su dignidad y su identidad dejando secuelas más profundas y duraderas. Pero no todo es sufrimiento. La compensación que trae consigo el servicio militar es la democracia social del prostíbulo. Ello genera una forma de ciudadanía perversa, que se traduce en la permanente frustración por su vida sexual y familiar en la comunidad. Canesa relaciona al prostíbulo con el servicio militar como los dos grandes mecanismos creadores de una ciudadanía de sgunda clase, colonizada. Porque es a través del prostíbulo que el conscripto accede a mujeres de toda casta y color, aunque a cambio de dinero. Estos placeres compensatorios y efímeros les hace volver a sus comunidades a despreciar a sus compañeras, a violentarse con sus hijos. Tanto el palo por ser indio en el cuartel, como la construcción de una masculinidad hegemónica a través del prostíbulo, se combinan para hacerle odiar su cuerpo, su familia, su condición cotidiana de subordinado. Volver del cuartel a un hogar monolingüe, a una familia soterrada y con dificultades de supervivencia, volver al desprecio del vecino de Sorata o a los gestos de superioridad del maestro altiplánico, representa una fuente constante de frustraciones. De modo que ese pequeño respiro fuera de los territorios étnicos, el hecho de haber salido de la comunidad hacia el mundo de la ciudadanía y hacia la universalidad de los derechos y obligaciones, convierte al varón de esa unidad doméstica en un resentido, que detesta a su familia y le tiene bronca a su propia comunidad, porque es como si tuviera conciencia de que ellas son un lastre para su aspiración a "civilizarse".
En esto consiste la introyección violenta de elementos machistas y etnocidas que se da en el cuartel. A largo plazo, con ello se trastoca profundamente las relaciones internas de la comunidad y la familia, se cambian las mentalidades y los imaginarios, se proyecta en los hijos la insatisfacción por su condición indígena.



Silvia Rivera Cusicanqui
Socióloga aymara.





Subí el volumen ché!

viernes, 1 de octubre de 2010

Llamado a la solidaridad

Que alguien me saque Taringa de la computadora
Por favor.







Gracias. Tenga usted un buen fin de semana.