"El mundo era tan reciente,
que muchas cosas carecían de nombre,
y para mencionarlas
había que señalarlas con el dedo."
100 Años...

jueves, 18 de junio de 2009

De cuando Manolita Arias y sus comienzos

Tratase esta historia de aquella visionaria de lo tardío. Manolita Arias.
Sentarse en el viejo tronco cerca del rancho le inspiraba aires de vuelo.
Lento lo pensaba, pero al hecho había un trecho largo, que se acortaba al lecho que compartía con ese marido que tan dignamente habían elegido.
Ella solo cumplía.
Un viejo mandato le había dicho a muy temprana edad cual era el plan de vida, a veces divino, a veces no...
Todas estas paparruchadas de libertad le eran un claro tesoro; que sabe, algún día alcanzaría... después de limpiar el baño, claro.

martes, 9 de junio de 2009

48
Yo he dicho que el alma no es más que el cuerpo,
Y he dicho que el cuerpo no es más que el alma..

Y que cualquiera que marche un kilómetro sin simpatía,
avanza hacia sus funerales cubierto con su mortaja,
Y que tú o yo, sin un céntimo en el bolsillo,
podemos adquirir lo mejor que en la tierra existe;
Y que mirar con un solo ojo o mostrar una habichuela
en su vaina confunde la sabiduría de todos los tiempos,
Y que no existe trabajo o empleo, que siguiéndolo un
hombre joven, a la postre lo convierta en un héroe,
Y que no hay objeto, por frágil que sea, que no sirva
de eje para la rueda del universo,
Y yo le digo a todo hombre y a toda mujer: que tu
alma se mantenga serena y tranquila ante un millón
de universos.

Y yo le digo a la humanidad: no te muestres curiosa
en cuanto a Dios,
Yo, que tengo curiosidad por cada cosa, no manifiesto
curiosidad alguna en cuanto a Dios;
(No hay palabras suficientes para expresar hasta
qué punto estoy en paz con Dios y con la muerte).

Yo escucho y contemplo a Dios en todo objeto, pero
no lo comprendo bajo ningún concepto...

Encuentro cartas de Dios abandonadas en las calles,
y cada una lleva la firma con el nombre de Dios,
Y yo las dejo donde están, porque sé que en cualquier
lugar donde yo vaya,
Con la misma puntualidad, otras cartas llegarán
y llegarán.

49
Y en cuanto a ti, Muerte, tú, amargo beso de la
inmortalidad, es inútil que intentes alarmarme.
A su labor incansable acude el comadrón;
Veo la mano avezada y veterana bajando, recibiendo,
sosteniendo;
Me reclino cerca del umbral de las puertas elegantes
y acogedoras,
Y observo la salida, observo a los que acuden con
su socorro y también a los que huyen del peligro.

Y en cuanto a ti, Cadáver, creo que eres buen abono,
pero eso a mí no me ofende;
Yo huelo las blancas rosas creciendo y perfumando.




W.Whitman